Capitlo 8
El
mes para Yoochun paso lento y su consuelo era que la recompensa de todo esto
sería estar con Junsu. Abordo el avión y transcurrió el largo viaje de Nueva
York a Seúl. Al llegar de inmediato subió a un taxi que lo llevo a su
departamento, pago y al llegar frente a la puerta, medito el cómo sería mejor
dejar saber a su baby que estaba ahí.
Opto
por llamarle y hacerle salir a abrir la puerta. “Susu, baby, dormías?” pregunto
inocente al escuchar la adormecida voz del castaño. “Solo quería decirte que te
amo, que te extraño demasiado baby” le dijo de corrido escuchando atento ese ‘yo
también Chunnie’ con voz más clara pro aun dejando salir un bostezo “Te quiero
pedir un favor pequeñito Su” espero ese ‘claro’ para proseguir: “Abre la puerta
del apartamento, por favor baby” la respuesta fue un ‘Yoochunnie, no recuerdas
acaso que aquí son las 4 am para que quieres que lo haga?’ “Solo hazlo, bye”
colgó sin esperar respuesta alguna. Espero y a los pocos minutos escucho la
llave quitando el seguro, se puso al frente justo en el momento que Junsu se
asomaba y pronto se tiro a sus brazos, recibiéndolo gustoso y llenando de besos
su rostro. Murmurándole cuanto le ama, cuanto le ha extrañado. Se separan tan
solo para recuperar un poco el aliento e ingresan al que es su hogar.
Y se
entregan a toda esa pasión guardada; se dedican a amarse, a sentir de nuevo esa
pertenencia y reviven la primera vez que se uniera de tal manera. Hicieron el
amor, lo recrearon, lo vivieron nuevamente, ambos complementándose porque su
parte faltante estaba ahí, junto a él. Compartiendo el oxigeno, el calor y su
amor.
…
Sus
amigos se alegraron en demasía al saber que el pelinegro volvió. Todos lo
añoraban aún más al castaño hiperactivo
y alegre.
La boda de Jae y YunHo se llevo a cabo días antes que la graduación de Susu.
A la pequeña ceremonia asistieron los más cercanos a ellos; dígase sus familias y amigos. Junsu miraba con ternura infinita el acto de amor que presenciaba porque a él también le gustaría unificar su amor con Yoochun de una manera tan especial; con algo que les hará saber a todos que se aman, que nadie podrá separarlos.
La boda de Jae y YunHo se llevo a cabo días antes que la graduación de Susu.
A la pequeña ceremonia asistieron los más cercanos a ellos; dígase sus familias y amigos. Junsu miraba con ternura infinita el acto de amor que presenciaba porque a él también le gustaría unificar su amor con Yoochun de una manera tan especial; con algo que les hará saber a todos que se aman, que nadie podrá separarlos.
El
castaño suspiro largamente cuando se hizo la pregunta obligada, uno de los
cuestionamientos más especiales que existe cuando se ama. Y al escuchar el “si
acepto” una lagrima rebelde rodo por su mejilla sin llegar a más porque Park la
detuvo con un casto beso. Observando las pupilas miel del castaño descifrando
la razón de su lágrima, que no solo es por la felicidad de la pareja al frente.
Yoochun sabe, él mismo lo anhela también y la pequeña caja en su bolsillo solo
espera el momento oportuno, el momento perfecto para declarar que quiere
tenerlo a su lado por el resto de su vida como es debido, que desea formalizar
con Kim tanto como unirse a él por todos los medios existentes. Que todos sepan
que es él el dueño de su corazón y de su vida entera.
La
recepción fue amena, entre risas, besos, bailes e historias y bromas de la
estadía en Nueva York de Park.
Los recién casados, se fueron a su luna de miel… entre guiños de complicidad y mal consejos picaros, hechos sin ninguna mala intención solo hacerles reír y avergonzar.
Los recién casados, se fueron a su luna de miel… entre guiños de complicidad y mal consejos picaros, hechos sin ninguna mala intención solo hacerles reír y avergonzar.
Park
tomo a Junsu por la cintura y lo llevo al auto, ambos subieron, sin
aparentemente un rumbo fijo. “Chunnie, a donde vamos?” pregunto con ese toque
de inocencia que lo caracteriza, el
castaño.
“Quiero mostrarte algo, baby~” le dedico una mirada cálida, acompañada de una dulce sonrisa. Esa sonrisa de enamorado que tiene desde que lo vio por vez primera.
“Hmm…ok” se resigno con lo dicho; Kim no se preocupaba del destino, pues él estaba seguro que Park nunca le haría daño alguno.
El camino paso rápido; ese sitio especial estaba a las afueras de la ciudad, donde se apreciaban las estrellas y la luna en todo su esplendor. De especial tenía que Yoochun iba ahí a ver el firmamento, iba a reflexionar y olvidarse de todo.
“Quiero mostrarte algo, baby~” le dedico una mirada cálida, acompañada de una dulce sonrisa. Esa sonrisa de enamorado que tiene desde que lo vio por vez primera.
“Hmm…ok” se resigno con lo dicho; Kim no se preocupaba del destino, pues él estaba seguro que Park nunca le haría daño alguno.
El camino paso rápido; ese sitio especial estaba a las afueras de la ciudad, donde se apreciaban las estrellas y la luna en todo su esplendor. De especial tenía que Yoochun iba ahí a ver el firmamento, iba a reflexionar y olvidarse de todo.
Considero que era algo
que tenía que compartir con el delfín. La luna seria mudo testigo de la más
pura y bella declaración de un amor que es tan fuerte, que no pueden ya vivir
el uno sin el otro, de un amor que llegara a su cúspide en esa unión
matrimonial, tan deseada por ambas almas.
“Vamos, caminemos un poco” dijo al estacionar el auto y bajar a ese amplio
campo, que se extendía frente a ellos.
“Claro, Chunn” Kim miraba atento las estrellas, era algo que le fascinaba desde
pequeño. Sonrió al ver formas en ellas, y Park lo hizo más ampliamente al
notarlo, tomo aire y supo que el momento había llegado y comenzó a hablar: “Kim
Junsu, tú el amor de mi vida, dueño de mi corazón…” el castaño lo miraba
atento, enternecido por semejantes palabras. “Hoy, con la luna y las estrellas
como testigos, quiero pedirte que unamos nuestras vidas, aún más” dicho esto
saco la cajita de su bolsillo, mostrándoselo… “No solo quiero vivir junto a ti,
sabiendo que soy tu novio, quiero pasar el resto de mis días contigo, sabiendo
que eres mi esposo, te gustaría ser el señor Park?”, termino su discurso,
esperando con gran ansiedad la respuesta de Kim, quien se encontraba derramando
lagrimas y sonriendo ampliamente.
“Si Chunnie, si quiero ser el señor Park!!” respondió efusivo, dejándose
abrazar por esos brazos fuertes, que le brindan calidez día con día; recibiendo
gustoso los besos cortos y dulces de su ya entonces prometido. “Gracias
Junsu-ah, por hacerme tan feliz, gracias por estar aquí, gracias por existir”
dijo en susurros y casi sin aliento el mayor, besando nuevamente los labios
rosados de ese delfín travieso.
“Te amo Park Yoochun!, te amo con toda mi alma, con todo mi ser; doy gracias al
destino por ponerte en mi camino, gracias por…amarme” termino con un fuerte
sonrojo en el rostro, y quiso ocultarlo en la curvatura del cuello de Park.
Quien solo podía sentirse pleno y le susurraba cuanto lo amaba, mientras
repartía castos besos por su cabellera y cuello.
Fin.
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